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Aún recuerdo aquella mañana suave de primavera cuando, hace algunos meses, vi a Albert Kaiser por primera vez. Comenzábamos una partida de golf y pronto me di cuenta de la afable y sonriente compañía de un hombre riguroso y reposado que golpeaba la bola con mucho convencimiento. Al terminar, me entregó un libro con sus memorias, titulado El Suavo, que yo leí con mucha avidez.

El libro, que narra las entretenidas andanzas de un alemán en la España del turismo mediterráneo, dibuja para los descendientes del autor un cuadro de enseñanzas emprendedoras y un hermoso catecismo lleno de lances didácticos. lo largo de mas de trescientas páginas de aventura, Albert va describiendo una existencia rica en búsquedas, en empresas, en éxitos y también en fracasos… Todo un dibujo de rica vida emprendedora.

Pero los relatos de Albert, muy por encima de su didactismo, son un foco de aventuras, a veces trepidantes y a veces remansadas, donde el lector se siente arrastrado en busca de finales felices. En todos se respira aventura y emoción contadas con pluma decidida. Y es que Albert cuenta buenas historias. Tiene intuición y olfato narrativo y sabe despertar el interés del lector. Utiliza técnicas, ya clásicas en la literatura, como el conflicto y la tensión, la anticipación, el ritmo narrativo y el movimiento de los personajes… ¡Personajes tan llenos de humanidad! El pasaje del F27 es un buen ejemplo.

 

La estructura del relato es tradicional y sencilla y a veces recuerda la organización de un libro de caballerías. No en vano escribe para ser comprendido por sus jóvenes herederos. Y por el libro, que está hecho a golpe de trazas narrativas, fluyen ordenados fragmentos de vida, intensos y detallados, plenos de vitalidad y aliento, mezclados con episodios que discurren como un río.

Transcurren la infancia y adolescencia de Albert en el sur Alemania durante los años de la posguerra europea. Son los recuerdos de Bértele. Pero ya en la juventud, acosado por su conciencia antimilitarista, viaja a España para respirar la brisa del Mediterráneo y decide quedarse en Altea para siempre. Mucho tiempo después se acerca a América, a la Selva Amazónica, y también al norte de Europa, aunque es en el Mediterráneo donde Albert da suelta a sus inquietudes y a su capacidad creativa.

En estos espacios se desarrollan las andanzas del autor que dan vida al libro y que no terminan hasta el reposo de su espléndida madurez cuando se sienta a escribirlas para testimoniar en mas de trescientas páginas cómo la constancia y la creencia en la vida pueden construir toda una bella y ejemplar historia.

El libro desborda también información, tiene densidad y manifiesta transparencia y autenticidad. Hombre metódico, pertinaz, Albert es, sobre todo, un emprendedor incansable y obstinado, siempre fiel a su criterio de creencia en la vida, al discurrir de una vida que fluye con energía y tesón inquebrantables desde el extremo sur de Alemania y que se remansa en el sureste español como ya habían hecho sus antepasados prehistóricos europeos.

Hay que destacar, por otro lado, el uso claro y sencillo de la lengua española. Y tener en cuenta su autodidactismo, su aprendizaje del idioma por inmersión en la diaria necesidad comunicativa, lejos de los dómines gramaticales al uso.

Por todo ello, libro es el resultado de un encomiable esfuerzo de construcción y comunicación que merece la consideración del lector quien, sin duda, se la dará.

José Luis Arias. Benidorm, 2015

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